La implicación de la familia en la escuela no
ha estado siempre a la orden del día,
antes el papel recaía únicamente sobre las instituciones educativas
dejando en sus manos todo lo referido a la educación. A lo largo de las últimas
décadas se han producido numerosos cambios tanto en política, economía,
sociedad, familia, educación…
En 1966, el informe Coleman sobre
la igualdad de oportunidades educativas dio pábulo a creer que el origen
social, en este caso la familia, es decisivo para obtener buenos resultados en
la escuela. Más tarde, en 1972, Jenks publicó un estudio sobre la desigualdad
en el que ponía de manifiesto que el rendimiento académico se debe
principalmente a al origen familiar y a factores extraescolares y solo en una
pequeña parte a la reforma educativa.
Centrándonos en los factores
socio culturales que influyen en el rendimiento escolar hay que hablar del
origen de la familia, es decir, en qué medida la distancia o la proximidad
entre la educación familiar y la escuela contribuyen a un mayor o menor
rendimiento escolar. Es importante que los padres conozcan el currículum
escolar y tengan buena información de la organización de la escuela y del valor
y contenido de las diferentes materias que en ella se enseñan. Los padres
pueden ayudar a sus hijos obligándoles a estudiar, sirviéndoles de guía en los
estudios, ayudándoles a hacer los deberes, etc. (campusvirtual, 2014)
Surgen
problemas, las jornadas laborales más largas y la inclusión de la figura de la
mujer en el ámbito laboral hace necesaria una mayor implicación de los agentes
educadores, en este caso la escuela o el instituto, en el proceso o mejor dicho
en las responsabilidades educativas. Esto hace necesario una comunicación
activa entre padres e instituciones, además de un trabajo conjunto a la hora de
formar e inculcar valores y normas para crear unos hijos/alumnos críticos,
responsables, motivados, autónomos…
No se hace fácil este hecho debido a
horarios contrapuestos entre profesores y padres, y además no
siempre los padres están dispuesto o al contrario, los docentes no siempre
están abiertos a esta colaboración.
Cuando hablamos de participación entre
familia y escuela no hablamos de reuniones o tutorías, sino de algo más, la
creación de actividades conjuntas, a participar en el consejo escolar, y en el
A.M.P.A. y que exista una relación de confianza y ayuda, ya que familia y escuela son un binomio vital e inseparable
para un desarrollo educativo y personal
óptimo del hijo/alumno y su incorporación a la sociedad. Si por el contrario se
suprime este binomio los problemas en su evolución escolar y sus limitaciones
se harán .
RELACIÓN FAMILIA - ESCUELA
El Plan de Escuelas de 16 de
Febrero de 1825, es
cuando por primera vez se comienza a tener en cuenta a nivel nacional, un
reconocimiento a la participación de los padres a través de las “Juntas
Escolares de Pueblo”. (Gómez, A. 2006)
Es con la Constitución de 1978,
cuando se empieza a apostar porque los padres formen parte de los órganos de
participación de las instituciones educativas. En su artículo 27.7 en la
Sección 1ª dedicada a los “Derechos
y Libertades”,
se especifica “Los
profesores, los padres y, en su caso, los alumnos intervendrán en el control y
gestión de todos los centros sostenidos por la Administración con fondos
públicos, en los términos que la ley establezca”.
- Formas de comunicación:
Los padres y madres tienen diversas maneras de participar
en los centros escolares. La familia puede participar en la vida y gestión de
los centros docentes tanto de forma individual, a través de tutorías, como de
forma colectiva, a través de las asociaciones de madres y padres del alumnado y
los consejos escolares.
Un primer nivel, el más básico, implica estar informados de
lo que acontece en la escuela, interesarnos por todo lo que hacen nuestros
hijos, asistir a las reuniones de clase o de tutoría, o establecer una
coordinación entre nuestra actividad educadora y la del centro.
La participación individual
Esta participación tiene su propio instrumento: las
tutorías. La tutoria y la orientación son parte esencial de la función docente.
Cada alumno tiene asignado un tutor que conoce su expediente académico y su
situación personal en el centro escolar y se ocupa de la relación con su
familia.
La participación colectiva
La participación de las familias puede hacerse también a
través de sus entidades representativas, las asociaciones de madres y padres
del alumnado (AMPA) lo que permite abordar de manera colectiva los problemas y
organizar soluciones y actividades para conseguir unos fines comunes.
CONCLUSIONES
La familia y la escuela son los
dos grandes agentes socializadores de los niños y niñas. Cada una presenta su
propia independencia en su forma de hacer y a la vez es responsable de
desempeñar unas acciones, con el objeto de favorecer el desarrollo armónico de
los más pequeños.
Se percibe la positividad de que
las familias formen parte del día a día de las escuelas, repercutiendo en la
obtención de buenos resultados académicos y en el desarrollo óptimo de los
niños y niñas.
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